Las baterías de iones de sodio se perfilan como una de las alternativas más prometedoras para impulsar la viabilidad económica de los coches eléctricos. Ya desde hace años, se han empleado en ciertos vehículos. Según informes de Reuters, se prevé que estas baterías de sodio puedan aliviar la presión sobre el suministro de litio, que se espera escasee a partir de 2022. La compañía CATL presentó el pasado año una innovadora batería de iones de sodio para vehículos eléctricos, con una energía específica de 160 Wh/kg.
Estas baterías de iones de sodio son una alternativa económica al litio para los coches eléctricos. Poseen una tensión nominal de 3,6 voltios, equiparable a las de litio, y pueden alcanzar una energía específica de hasta 400 Wh/kg, el doble que las de iones de litio. Aunque la batería de iones de sodio lanzada por CATL el año pasado tiene una energía específica de 160 Wh/kg, es un excelente punto de partida considerando que es la mitad de la densidad que ofrecen las actuales baterías de iones de litio en el mercado.
Las baterías de sodio resultan menos costosas que las de iones de litio y se consideran más seguras. Además, el sodio es notablemente más estable, lo que implica una menor propensión a problemas de seguridad. A continuación, se presenta una comparativa de las baterías de iones de sodio frente a las dos tecnologías de baterías recargables más comunes actualmente en el mercado: las de iones de litio y las de plomo-ácido recargable.
Faradion Limited, una empresa radicada en Inglaterra, presentó el primer vehículo del mundo alimentado por baterías de iones de sodio en colaboración con Williams Advanced Engineering y la Universidad de Oxford. Otros participantes destacados en este mercado incluyen AGM Batteries Ltd, NGK Insulators Ltd, TIAMAT SAS, HiNa Battery Technology Co. Ltd, Altris AB y Natron Energy Inc., entre otros.
Las baterías de iones de sodio ofrecen un sistema de almacenamiento de energía seguro, sostenible y de bajo coste.
No obstante, esta alternativa presenta retos ambientales y sociales relacionados con el desequilibrio entre la oferta y la demanda de materias primas críticas y tóxicas, como el grafito y el cobalto. Aunque las baterías de iones de sodio no mejoran el rendimiento, tienen potencial para reducir los costes al depender de materiales más económicos y accesibles que los necesarios para producir iones de litio.